El amor hacía los animales
Si miras a tu alrededor verás que hay muchas familias que no solo están compuestas por humanos, en su aventura vital y como uno más, se integran perros y gatos de orígenes y razas dispares pero con un mismo fin, ayudarles a encontrar la felicidad.
Los seres humanos por nuestra genética estamos predispuestos de forma natural a interactuar con otros seres vivos, como animales y plantas, y cuando esta acción es anómala es cuando vemos surgir el maltrato animal.
Por suerte las posibilidades de que esto ocurra son menores que la de que el instinto humano se alíe con el instinto animal y se creen lazos similares a los que se crean en una relación de amor padre hijo.
Aunque esto pueda parecer extraño únicamente hay que observar como, a lo largo de la historia de la humanidad, los animales de compañía han sido refugio de lágrimas, escudo en la batalla y emisores del amor más sincero que se haya conocido.
Hay historias que narran experiencias asombrosas sobre como esto ha llegado a extremos inimaginables. Perros perdidos que han recorrido miles de kilómetros para regresar a su hogar, gatos que han permanecido inmóviles, maullando día y noche, sin comer ni beber, al lado de su humano enfermo hasta que ha logrado su salvación, y otras muchas que pueden calificarse de heroicas.
Pero la gran mayoría de los animales de compañía son héroes sin capa, que no llegan los extremos narrados, pero que día a día obran pequeñas gestas que para muchos hacen de la existencia algo más llevadero.
El niño solo que cada mañana ve al levantarse la cara de su ?más mejor amigo? pegadita a la suya; el anciano que pasa los días en soledad con la compañía del que siempre está a su lado; las personas que atraviesan momentos muy duros y cuyo único apoyo final lo encuentran en sus peludos, se podría dar por sentado que aunque el mundo les niegue la felicidad hay un reducto que no puede arrebatarles.
La magia que emana ese animal es la que logra que las personas se sientan protegidas, cómodas y, en cierta manera, bienaventuradas y que aunque solamente sea por una breve fracción de tiempo la perciban como toda una eternidad.
Esta relación es recíproca, ya que los animales no solamente dan, también reciben el amor y los cuidados que necesitan. Todas las personas a las que atrapa la bondad de un perro o un gato dan todo lo que pueden por hacerles felices y esta reciprocidad es lo que antes referimos con relación paterno filial.
Cuidar de un ser, que en ocasiones es apartado de su núcleo, es una tarea de gran responsabilidad que hace que salga a flote lo mejor de uno mismo sin esperar nada a cambio. Lo cual demuestra que el ser humano y el animal en el fondo comparten la noción básica del amor, que es la entrega incondicional.
Las palabras de Oscar Wilde "Si pasas tiempo con los animales, corres el riesgo de volverte una mejor persona" son con las que el ser humano debería nacer latiendo en su corazón y grabadas en su cerebro.
Por eso cada dia quiero mas a mis bebes peludos y menos a los seres que dicen llamarse “humanos”
Precioso! Excelente Reflexión